Sin duda, tenemos el laminado que mejor se adapta a sus necesidades y estilo personales.
Consejos
Estos suelos destacan por su resistencia a las manchas, desgaste por el sol y químicos comunes en los hogares. Su deterioro es mucho menor que un parquet de madera.
La resistencia al agua es importante para valorar un suelo laminado flotante, ya que si es de baja calidad la presión y la humedad podrían combar el tablero.
Como comentamos anteriormente, un mayor grosor acostumbra a ser mejor porque el material tendrá un mejor aguante frente a las torsiones y la humedad que pueda sufrir.
Desventajas
Las juntas son el punto débil de estos suelos. Para que no lo sea, el mejor modo de proceder es realizar una buena instalación y que el suelo esté nivelado, de esta manera se evitan las separaciones de las ranuras.
Los diseños de los laminados van cambiando según las modas y la oferta y la demanda, por lo que con el paso del tiempo, cada vez es más difícil conseguir recambios para nuestro suelo ya que se dejan de fabricar.
Arreglar una junta que se ha astillado por golpes, humedades, requiere su sustitución, ya que no se podrá reparar ni lijar. Así que se tendrá que levantar la parte afectada, incluyendo los zócalos.
La composición con capas muy finas de este material, no permite que se realicen en él un acuchillado o lijado y barnizado, pero si es posible realizar pulidos suaves.
Estos suelos, a menos que estén tratados para ser antiestáticos, acostumbran a producir una descarga electrostática, que se convierte en el típico calambrazo que se produce al tocar a otra persona o una superficie metálica.